Sandra Melgarejo. Madrid
Unas 9.000 personas padecen miastenia en nuestro país. Coincidiendo con el Día Nacional dedicado a la enfermedad, el 2 de junio, Antonio Guerrero Sola, coordinador del Grupo de Estudio de Enfermedades Neuromusculares de la Sociedad Española de Neurología (SEN), ha detallado a Publicación Médica de Neurología los retos en el diagnóstico y el tratamiento de esta patología.
Antonio Guerrero Sola.
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“Es una enfermedad bien conocida en la clínica y, afortunadamente, desde el punto de vista etiológico y patogénico su mecanismo inmunológico está muy bien descrito e identificado, tanto en modelos experimentales y como en humanos”, afirma el neurólogo.
Aunque no ha habido “novedades recientes” en cuanto a los aspectos básicos del conocimiento de la enfermedad, sí se han identificado “nuevas dianas, nuevos antígenos que causan la enfermedad y que, hasta la fecha, no eran conocidos, como los anticuerpos contra el receptor anti-MuSK que nos ha permitido identificar a un grupo de pacientes con miastenia”, explica Guerrero Sola.
“Ahora se está haciendo hincapié en intentar identificar otra variedad de anticuerpos presentes en algunos pacientes que tienen la enfermedad, pero no tienen anticuerpos anti-receptor de acetilcolina ni anticuerpos anti-MuSK. Los esfuerzos se dirigen hacia este sector para identificar posibles nuevos antígenos contra los cuales el sistema inmune reacciona y da lugar a la enfermedad clínica”, añade el neurólogo.
El coordinador del Grupo de Enfermedades Neuromusculares de la SEN comenta que “se están evaluando y desarrollando nuevos tratamientos inmunosupresores” y que cada vez disponen “de más tratamientos que están siendo usados en otras enfermedades y que permiten una extrapolación a la miastenia”. “Para los casos clínicos más rebeldes que, afortunadamente, no son la mayoría, tenemos más experiencia con nuevos fármacos más eficaces”, indica.
Guerrero Sola destaca que también está en marcha un estudio prospectivo sobre la timectomía. “Tradicionalmente, se ha visto por la experiencia y, a veces, incluso por casualidad, que extirpar esta glándula mejoraba a los pacientes con miastenia y ha sido un tratamiento que, desde los años 30, se ha venido haciendo de forma casi sistemática”, explica. Sin embargo, “nunca se había diseñado un estudio prospectivo según las normas actuales de la medicina basada en la evidencia”, señala el neurólogo. El estudio que se está desarrollando evaluará la evolución clínica de los pacientes timectomizados y los que no, para demostrar si realmente es una técnica que deba seguir ofreciéndose como tratamiento.
El coordinador del Grupo de Enfermedades Neuromusculares concluye que la miastenia “es una enfermedad que, en la gran mayoría de los casos, tiene un pronóstico favorable y que, dado que se tiene un buen conocimiento de los mecanismos y que hay varias opciones terapéuticas, se consiguen unos resultados terapéuticos muy satisfactorios”.
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